miércoles, 17 de julio de 2013

Moneda de cambio

Hace unos días tuve la oportunidad de visitar la emisora de radio local de un pueblo del Valle de Lecrín. Entre las cosas que hice allí, presencié una entrevista a un par de personas involucradas en un par de proyectos que me parecieron dignos de mención.
El primero de ellos habló sobre la implantación de una moneda local para reactivar la economía del municipio. Yo había escuchado ya algo acerca de "monedas locales" pero la entrevista resultó ser bastante informativa al respecto y pude aprender un par de cosas más con respecto a las que ya sabía sobre monedas locales. Para aquellos que no sepan nada sobre monedas locales, os explicaré de una manera breve cuál es su concepto. Una moneda local funciona de manera similar a una moneda de curso legal aunque no lo es realmente. Podría decirse que es un símbolo al que se le asigna un determinado valor para poder llevar a cabo intercambios gracias a su mediación. Este tipo de moneda se implanta de forma paralela a la que ya exista en el lugar, en nuestro caso el euro, y puede utilizarse de manera complementaria a él. El uso de monedas locales posibilita la activación de la economía ya que, en primera instancia, supone una inyección de dinero líquido en el pueblo. Pero además de eso influyen otros factores como que es un valor que no se puede ahorrar ya que no es reconocido por los bancos, esto fomenta que este tipo de dinero circule y, por tanto, la economía lo haga también en consecuencia. Otro aspecto interesante consiste en la fidelización que se produce hacia los comercios del municipio puesto que al disponer de un dinero que solo es reconocido en él, debes acudir a dichos establecimientos para poder emplearlo.
A estas alturas de entrada uno ya se está preguntando por qué no tenemos todos monedas locales y nos solucionamos todos los problemas. Evidentemente, la implantación de una moneda local tiene también problemas, sobre los que no voy a decir practicamente nada, que hacen que la implantación de este proyecto sea difícil. Algunos de estos problemas son inherentes a la naturaleza del proyecto, económicos, como por ejemplo quien respalda el valor de la moneda o el beneficio que pueda generar sobre un comerciante el hecho de anexarse a dicho proyecto. Otros de los problemas son de otra naturaleza que yo denominaría "social" problemas derivados del miedo y la escasez de voluntad de cambio que pueden presentarse en gran parte de las personas que constituyen un colectivo como, por ejemplo, un municipio intentando implantar una moneda local.
La otra de las personas entrevistadas habló de otro tema también bastante interesante y que yo desconocía por completo, los bancos de tiempo. La idea que yo capté de la entrevista con respecto a los bancos de tiempo, es que pretenden poner al alcance de todos ciertos servicios o productos. Para ello, se ofrece la posibilidad de pagar "en tiempo" en lugar de dinero de tal manera que cualquiera, incluso alguien sin dinero, pueda acceder a aquello que necesita. Para poder pagar y comprar en tiempo, es necesario que la persona ofrezca algún servicio o producto que pueda adquirirse con tiempo y, con el tiempo adquirido, él podrá acceder a cualquier persona que se encuentre adherida al banco de tiempo para adquirir un bien o servicio. Es necesario darle un valor al tiempo, por ejemplo, creo recordar que esta gente asignaba a una hora de tiempo el valor de una gota. Por ilustrar con un ejemplo práctico, imaginemos un fontanero que se encuentra participando del banco de tiempo y lo llama una persona, también del banco de tiempo para una reparación en su casa. El fontanero lleva a cabo la reparación y recibe por su trabajo de una hora, una gota de tiempo. Posteriormente el puede, por ejemplo, ir a un masajista también del banco de tiempo para darse un masaje de media hora y tener guardada media gota. Más o menos como lo entendí yo es un sistema de trueque en el que el tiempo ejerce como intermediario. Al igual que ocurre con la moneda local, este tipo de iniciativa presenta ciertas ventajas, como poner al alcance de todos ciertos servicios o productos y establecer vínculos entre personas que pertenecen al proyecto y, del mismo modo, algunos inconvenientes en los que no voy a entrar.
Después de esta pequeña introducción entraré de lleno en lo que a mi me interesa personalmente. He tenido la oportunidad de ver a gente intentando llevar a cabo diferentes iniciativas con afán de arreglar algunos de los problemas que arrastra nuestra sociedad hoy en día. Este par de proyectos pueden ser más o menos acertados y más o menos interesantes pero de algo no hay duda, son ideas, posibles soluciones, intentos de mejora que demuestran que al menos una parte de nosotros invierte su tiempo y fuerzas en intentar arreglar los problemas, no solo de ellos, si no del resto de la gente. Sin embargo y lamentablemente es muy posible que este "resto de la gente", beneficiario potencial de tanto estas como otras iniciativas, acabe por ahogarlas en un mar de indiferencia e indecisión. Es fácil imaginar cuanto puede llegar a minar esta actitud en la gente emprendedora e implicada con el resto de sus congéneres, acelerando en muchos casos su conversión al "resto de gente". Quiero salirme ya del marco "Valle de Lecrín", creo que esto que aquí comento es extrapolable a toda nuestra sociedad, incluso, a nivel personal de cada uno de nosotros ¿cuantas veces tenemos una idea o proyecto que nuestra parte "otra gente" no deja prosperar para acabar perdiéndose en la nada? pues habrá algunos a los que les pase mucho y habrá otros a los que les pase menos. Lo que os quiero transmitir con esta entrada es inconformidad con el "pasotismo" y el miedo a llevar a cabo proyectos o cambios.
De modo que desde aquí os animo a comenzar una pequeña reforma personal en la que sea vuestra "otra gente" la que quede ahogada en un mar de actividad e ilusión que va a producir vuestra cara emprendedora e implicada.
Hasta pronto¡